Este domingo he podido ir con tiempo a celebrar la eucaristía y aunque le dije a mi personal trainer que no hacía falta que me acompañara porque me estaba metiendo prisa y yo quería prepararme haciendo algunos estiramientos para ir más segura, no me hizo ni caso y vino conmigo y con nuestro perro hasta la puerta de la iglesia. Estoy aprendiendo a no llevar la contraria a Alberto pero como quiero ganar cada día más independencia me gusta probar cosas nuevas, sin embargo sé que para conseguirlo tengo que demostrarle en mi obrar de cada día, tanto con palabras como con obras, que puedo valerme por mi misma. Al volver a casa pensé que sería buena idea hacer los estiramientos ya que mi cuerpo lo agradecería. Por la tarde me quedé en casa leyendo un libro que me regalaron de género policíaco, un estilo que abandoné durante un tiempo porque las secuelas en mi memoria no me permitían seguir la trama, pero parece que los ejercicios de memoria y atención están dando sus frutos.