Hoy he comenzado el día como lo hago cada mañana, con ganas de trabajar por mi cuenta para mantener a raya la espasticidad, pero hoy el frío se metió en mi cuerpo y no lo llevé nada bien. Me cuesta admitirlo pero ese hecho me puso un poco de mal humor. En estos momentos me siento algo avergonzada porque en mi casa hay calefacción y también sé lo que es vivir sín ella, por lo que debería estar agradecida y no bajar la guardia ya que si no estoy vigilante no podré lograr otras de mis metas: convertirme en la mejor versión de mi, la que Dios pensó cuando me creó.