Creo que estoy experimentando un nuevo avance físico, pequeño pero real. Hoy han venido a comer a casa mis hijas Blanca y Loreto y aunque la comida estaba previamente preparada por mi personal trainer la cocinaron ellas. Yo dispuse la cocina para agilizar la tarea y antes de comer fuimos al puerto para que nuestro perro hiciese sus necesidades y me sentí especialmente segura a pesar de que ese trayecto me presenta algún que otro obstáculo. Al volver a casa me adelanté con algunas tareas en la cocina para que mis hijas pudieran cocinar a gusto. Este nuevo adelanto me permite disfrutar del hecho de servir a los mios. No sólo estoy contenta por este motivo sino también porque estoy sintiendo la cercanía de Jesús ya que la alegría es una actitud que acompaña a la esperanza, la que trae consigo Jesús y me hace confiar en que algún día conquistaré mi independencia, una esperanza que necesito transmitir a cada enfermo como yo; una esperanza real, una esperanza trabajada, una esperanza cristiana.