Qué bien me sentó el descanso de ayer, pues hoy mi pierna está más relajada y como quiero que siga así hoy voy a repetir el descanso, por eso he decidido no salir de casa para ir hasta la parroquia a celebrar la Eucaristía, lo que me ha dado margen para cocinar tranquilamente dedicando mi tarea al Señor haciéndola con cariño y con la alegría de poder hacerla. Estoy aprendiendo a vencer el odio a la enfermedad con el método que nunca defrauda y que me hace mucho más fuerte, esto es, haciendo todo con amor, la única manera de vencer el mal.