Antes de levantarme de la cama le he pedido a Jesús que hoy me diera la energía que necesito para afrontar el nuevo día en el que me propuse ser lo más independiente posible. Hay tareas que por ser imprescindible usar dos manos no puedo hacerlas pero muchas otras sí. Como me han comprado unos cordones especiales que me permiten abrochar los tenis con una sola mano, me preparé para hacer la caminata, automotivandome porque no tenía muchas ganas de hacerla, pero sabiendo que mi cuerpo y mi mente lo agradecerían, por lo que vencí la pereza y me fui yo sola hasta el parque, un trayecto que hago casi a diario y que me dejó tan cansada como contenta.