La rehabilitación de este jueves ha sido tan eficaz como siempre y por la tarde, aunque lo dudé, decidí quedarme en casa. Soy exigente conmigo misma pero también busco momentos de descanso que mi cuerpo agradece. Después de comer y descansar un poco tuve un percance con las tecnologías, algo que me supera porque no las controlo como desearía y me llevó a dar un gruñido del que me arrepentí al segundo. No voy a rendirme en el intento de mejorar algunos rasgos de mi personalidad porque creo en la neuroplasticidad con respecto a la posibilidad de cambiar el carácter, aunque siendo totalmente sincera no tanto como en mi Maestro, no tanto como en mi buen Dios y aunque dudo de muchas cosas en mi vida, de la única que estoy segura es de que quiero llevar mi cruz al estilo que la llevó Jesús.