Hoy me he despertado con tiempo para ir a celebrar la Eucaristía e intentar hacer comunidad. Este Domingo recibía su primera comunión una niña y a pesar de que el sermón del celebrante fue poco apropiado para la ocasión y nada motivador recordé porqué estaba allí, para encontrarme con Jesús y transmitir su presencia en mi vida. Por la tarde iba a salir a pasear yo sola pero mi personal trainer se empeñó en acompañarme antes de hacer su caminata y dimos una pequeña vuelta a la manzana por unas aceras llenas de obstáculos que aproveché para mejorar mi destreza al ir esquivando cada uno de ellos. Me gustaría decir que ha sido un día genial, pero no lo diré porque mentiría, aunque estoy contenta porque a pesar de ello no me he frustrado sino que he confiado en que lo mejor está por llegar.