Ayer por la noche intenté sin ningún éxito sacarme sola el sujetador para ponerme el pijama,no quise pedir ayuda porque mis cuidadores estaban ocupados,lo que desencadenó un altercado porque yo solté un «gruñido» y esto provocó que Alberto me echase una bronca por no pedir ayuda.Yo me enfadé bastante porque me sentía en el derecho de desahogarme por mi frustración sin pensar en nada más.Hoy Domingo ,todavía estábamos enfadados,pero al sentarme a hacer la oración Jesús me recordó en que había fallado,en qué tenía que mejorar y de nuevo me volvía a hablar de humildad.No sé las veces que Dios me lo tendrá que recordar,seguro que unas cuantas,pero, queridos lectores,a pesar de mi fracaso,me quedaré con lo aprendido.
Soy dependiente... 