Hoy he llegado tarde a celebrar la eucaristía porque no sabía que había que adelantar la hora, pues no leo la prensa ni veo los informativos. Hace tiempo que tomé esta decisión porque no aportaba nada bueno a mí vida, más bien todo lo contrario, por lo que decidí informarme únicamente de aquello que me proporcionase buen rollo sin obviar la realidad. Por la tarde me quedé en casa y me puse en serio a hacer un ejercicio de memoria que a mí cerebro le viene muy bien pero que le cuesta mucho trabajo hacer correctamente. Casi pierdo la paciencia, pero decidí intentarlo varias veces hasta conseguir acertar porque ya hace tiempo que aposté por la neuroplasticidad, que junto con mi fe, es la razón de mi esperanza.