Este cuarto domingo de cuaresma no he ido a celebrar la eucaristía a mi parroquia porque fui el sábado por la tarde con mi amiga María y un grupo de la renovación carismática que viene a Ferrol desde Lugo una vez al mes y que poco a poco voy conociendo cada vez mejor. Salir de mi zona de confort y tratar con personas con las que no tengo intimidad me supone un esfuerzo, pero debo ponerme a prueba para seguir avanzando y demostrar que Jesús el de Nazaret nos puede dar la fuerza que nos falta si se la pedimos en serio, con la fe que tengamos, ya sea más grande o más pequeña, pero de forma insistente para obtener esa fuerza que lo cura todo