La sesión de rehabilitación de hoy no ha sido fácil, nunca lo es, pero su eficacia es brutal y por eso no dejaré de insistir a los enfermos como yo que si está dentro de sus posibilidades no la abandonen. He trabajado y sigo trabajando muy duro cada día tanto en cada sesión de rehabilitación como también por mi cuenta y tengo la certeza que en gran medida es porque le pido a Jesús cada día que me dé parte de su fuerza, de su energía, porque a veces la mía no es suficiente. Habrá enfermos creyentes y no creyentes, a todos les deseo la misma prosperidad, y quiero compartir con unos y con otros que la enfermedad es un momento idóneo para acercarse a Dios y aprender a dar gracias antes incluso de que lo que pedimos ocurra porque os aseguro que nuestra oración siempre es escuchada y antes o después recibe respuesta.