Siempre me ha parecido importante celebrar el cumpleaños, a pesar de que en la familia donde crecí no lo celebrábamos porque mi padre decía que era una costumbre extranjera y festejábamos los santos. Si antes me parecía importante, hoy mucho más porque sobrevivir a un derrame cerebral es motivo más que suficiente de celebración porque la vida es algo valioso, un don de Dios que por algún motivo no ha querido quitarme. Cumplir un año más me permite seguir disfrutando de la vida a pesar de mis limitaciones físicas y me obligo cada día a aprovechar esta nueva oportunidad. No he hecho nada especial, trabajé mi cuerpo haciendo los estiramientos y la caminata y hoy en vez de hacer los ejercicios de memoria estuve practicando inglés para forzar nuevas conexiones neuronales y seguir avanzando.