Aunque he echado en falta la rehabilitación debido a la baja de Carolina, mi fisioterapeuta, la buena temperatura atmosférica y el doblete de estiramientos me ha permitido hacer vida normal sin sufrir demasiado la ausencia de la fisioterapia. Hoy me gustaría ser luz para muchos enfermos que como yo han sufrido un derrame cerebral y que tienen que aprender a vivir con las secuelas que les dejó. Luchar, gritar, llorar, pero no os rindáis. Confiar en vuestras posibilidades que al principio son pocas pero irán aumentando, guiar a vuestros cuidadores, que ellos también están perdidos y así podréis iluminar y no difuminar.