Cuando hoy leí en el evangelio la parábola del buen samaritano sabía perfectamente cómo tenía que vivir el día. La palabra prójimo significa próximo, a quien tenemos más cerca, con quien convivimos, con las personas que trabajamos, con cualquier persona que nos encontramos por casualidad. Las personas más próximas en mi vida son mis cuidadores y sé que es con ellas con quien tengo que comportarme mejor ayudándoles en todo lo que está dentro de mis posibilidades. Con estos pensamientos me fui a la playa con mi personal trainer y me propuse olvidarme un poco de mi y pensar en las necesidades de Alberto. Hicimos un buen entrenamiento por la arena y me bañé unas cuantas veces disfrutando de la buena temperatura del agua del mar. Cuando llegamos a casa, comimos y descansé un poco seguía teniendo bastante energía y después de leer un rato, hacer unos pocos estiramientos y los ejercicios de memoria limpié los cuartos de baños. Esta noche cuando me vaya a dormir seguro que caigo en un sueño profundo y reparador que me posibilitará comenzar la semana con energía positiva.