Esta mañana estaba deseando tener la sesión de rehabilitación porque mi cuerpo hizo un esfuerzo extra el viernes que me provocó un dolor en la cadera izquierda. Hice los ejercicios que me propuso con cierta dificultad y las manos de Carolina, mi fisioterapeuta, hicieron el resto. Después de comer mi personal trainer me propuso ir hasta la Cabana donde caminamos una hora y media y al regresar a casa recibí la llamada de teléfono de una persona querida que está padeciendo los estragos de esa enfermedad terrible que es la depresión y que le impide confiar en la vida.