Esta mañana al despertarme comprobé que el dolor de la rodilla había cesado, el descanso hizo su efecto e inmediatamente me puse a hacer los estiramientos antes de salir a la calle a hacer un recado y aproveché para dar una pequeña vuelta por el barrio. Me pareció ver a una mujer con una hemiplejía mientras caminaba, pero dudé si era eso u otra lesión lo que padecía y no me atreví a pararla y al llegar a casa mi personal trainer, que también la vio, me confirmó que así era. Me gusta pararme con la gente que está padeciendo lo mismo que yo para intercambiar ideas pero esta vez no pudo ser; espero volver a encontrarme con ella y entonces la abordaré. Por la tarde fui a hacer mi caminata al parque donde me encontré con mi amiga Marga y estuvimos hablando largo y tendido sobre la pésima relación que tiene con uno de sus compañeros de trabajo. Cuando algo nos supera y hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para solucionarlo pero no nos ha funcionado es el momento de recurrir a nuestras creencias y como Marga también es seguidora de Jesús le dije que se preguntase lo que qué haría Él en su lugar para encontrar la solución más acertada y evitar con ello la desesperación.