Hoy me he escaqueado de la tarea de ir a la tienda pero no de los estiramientos ni de los ejercicios de memoria. Por la tarde hice la caminata hasta el parque para no perder ritmo. Volví a casa y estuve leyendo una novela policíaca que en un principio no me enganchó pero en estos momentos se está poniendo muy interesante. Qué suerte he tenido de no perder las conexiones neuronales encargadas de que pueda leer, ya que es mi principal afición. También soy una afortunada por tener la capacidad cognitiva para escuchar y entender a personas por internet que me ayudan a mejorar. Hoy he aprendido que nos conviene escuchar más a los demás y aceptar sus juicios porque una de las cosas más difíciles es conocerse bien; a mi me cuesta un montón. No deberíamos ser excesivamente duros con nosotros mismos. Tenemos que saber comprendernos, valorarnos y perdonarnos. Hay que tener un corazón de hijos para con Dios, un corazón de madre para los demás y un corazón de juez para con uno mismo.