Hoy el día no invitaba a salir a la calle y me quedé en casa ayudando mínimamente en la cocina y escuchando en Youtube a personas que me aportan ideas que mejoran mi vida. Hoy escuché la charla de un sacerdote mejicano que trabaja con matrimonios desde hace muchos años y nunca viene mal recordar unos cuantos consejos. Me recordó que tratar bien a tu prójimo te cambia tu vida, que somos geniales para ver los defectos de los demás pero ciegos para ver los nuestros y que si no nos damos cuenta de lo que tenemos nunca seremos felices. Porque eso es la felicidad: saber lo que tienes y también disfrutarlo: sacarle fruto, algo que le pido a mi Dios cada día y que comienza a concedérmelo cada vez que hago inventario de lo que tengo y como yo tengo a Dios, nada me falta, pues como decía una santa: «Sólo Dios basta!!