Hace un rato he llegado de hacer la caminata al parque en un día en el que la pereza casi me tienta, pero Pepito Grillo me alertó a tiempo, me calcé los tenis y me puse en marcha un día más. Hay días en los que no estamos motivados para hacer lo que más nos conviene, como fue hoy mi caso, lo que me llevó a leer los apuntes que tengo en una libreta donde escribo las ideas que me aportan personas que se dedican a la psicología positiva entre otras cosas y que me ayudan a superar los momentos más duros de la enfermedad. Durante todo este largo recorrido hacia la independencia he tenido que trabajar la paciencia de forma continuada, porque a pesar de que la paciencia todo lo alcanza y que sólo Dios basta, según dijo una mujer santa, la paciencia es amarga…pero su fruto siempre es dulce.