Acabo de terminar la sesión de rehabilitación y me ha dejado preparada para afrontar lo que resta de este día con gratitud. No siempre soy totalmente consciente de lo que tengo, pero cuando termino la sesión de fisioterapia sí lo soy y no puedo hacer otra cosa que ser agradecida. Además de esta realidad existe otra que me invita a compartir con aquellos que lean esta entrada y que tiene que ver con lo que hoy me transmitió Jesús en nuestro momento de intimidad y que os alegrará saber: Dios jamás nos rechaza por hacer las cosas mal, cuando nos desviamos del camino que nos propone y nos perdemos, sino que nos viene a buscar y se alegra de encontrarnos. Esto me hace reflexionar sobre cómo actúo yo cuando alguien comete un error, cómo juzgo yo a esa persona, si estoy a la altura de una seguidora de Jesús o me olvido de las veces que he sido perdonada.