Me ha costado mucho darme cuenta de la importancia que tiene lo cotidiano hasta que lo empecé a vivir valorando todo lo que era capaz de hacer en el día a día: Me levanto sola, desayuno sola si coincide, me ducho y me visto sola. Vivir las secuelas de un derrame cerebral cuesta mucho, con la tentacion de rendirse en los peores momentos, pero siempre podemos elegir cómo queremos vivirlos. Cada día podemos llenarlo de más amor, de más gratitud, de más alegría, poniendo sentido de eternidad a todo lo que hacemos.