LO QUE CREO QUE DEPENDE DE MI

Hoy viernes cuando mi personal trainer me dijo que nos íbamos a la playa me cogió por sorpresa y por alguna razón comencé a sentir cierta inquietud. Antes de irnos tuve tiempo para estar un ratito en intimidad con Jesús y le pedí con fe y humildad la seguridad y la fortaleza que me faltaba para disfrutar del momento que iba a vivir. Además le pedí también mansedumbre, la virtud que modera la ira, temiendo que mi genio me jugase una mala pasada. Todo fue bien, incluso mejor de lo esperado ya que antes de irnos a comer fuimos a conocer el bar que regenta mi sobrino Álvaro. Esto supuso un avance para mí ya que la playa consume un tanto por ciento muy elevado de mi energía y por esa razón siempre voy directamente a casa. Quizá me sorprendió porque a menudo olvido que lo que creo que depende de mí, en realidad depende de Dios.


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