Esta mañana de sábado, después de hacer mis estiramientos, fuimos a tomar un aperitivo a un bar recién estrenado que como está cerca de casa y podía ir andando, además de la curiosidad por conocerlo, me animó a ir hasta allí. Al regresar a casa estaba bastante cansada, pues estuve todo el rato de pie mientras me tomaba el aperitivo, aunque supongo que el efecto de los dos quintos de Estrella Galicia que tomé también influyeron en el cansancio. Pero una siesta reparadora me animó a bajar por la tarde a caminar para no perder el ritmo y seguir evolucionando. En el parque de Reina Sofía me encontré con Trini, una mujer de etnia gitana que conozco desde que era niña y que hacía años que no veía. Su alegría por nuestro encuentro fue algo que no he percibido en otras personas y nos prometimos rezar la una por la otra y con ello cumplir lo que hoy me pide Jesús: una llamada a la responsabilidad fraterna en el servicio mutuo.