Esta mañana me he despertado y estaba un poco irritada pero no sabía muy bien porqué y me centré en esa emoción para saber qué me quería decir. No lo descubrí pero me sirvió para centrarme y hacer las tareas con calma. También le pedí a Alberto que me diese un chorro de agua fría antes de terminar de ducharme para calmar mis nervios y parece que funcionó. Ya no estoy dispuesta a que mis sensaciones guíen mi comportamiento, ahora soy yo la que quiero decidir cómo quiero reaccionar ante los impulsos negativos, algo que sólo será posible si me dejó guiar por Jesús y así mi vida pueda ser coherente con mi fe y sea señal para que cualquiera que se cuele en mi blog pueda comprobar de dónde sale mi fortaleza.
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Soy dependiente... 