UN DISCURSO PARADÓJICO

Acabo de llegar de dar una buena caminata en la que durante todo el camino me iba repitiendo en silencio las pautas para no hacer compensaciones: extender y girar la cadera además de doblar la rodilla. Estoy algo cansada pero menos que otros días confirmando lo que me dijo Carolina, mi fisioterapeuta, sobre el ahorro de energía al evitar las compensaciones. Antes de salir de casa Alberto había discutido con una de mis hijas y me parecía que no estaba de humor para bajar, algo que en un principio le eché en cara, pero recordé el mensaje de Jesús, que aunque aunque a veces pueda parecer paradójico, supe cuál tenía que ser mi actitud y caí en la cuenta de que tenía que actuar de otra manera. Ser seguidora de Jesús no significa que Dios nos ahorre las confrontaciones, significa sentir felicidad incluso en los momentos más complicados.

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