Después de pasar ayer un día un tanto espeso, hoy me he despertado con mucha energía, dispuesta a tomarme en serio hacer más ejercicio y mejorar mi estado físico porque mi cuerpo me lo está exigiendo. Hay que escuchar lo que nuestro cuerpo nos demanda para así poder aliviar su malestar y aún más atender a nuestra alma para saber lo que Dios nos pide a cada uno de nosotros, sanos y enfermos, en este momento tan especial.