Aunque hoy pretendía bajar sola mi personal trainer se adelantó y se ofreció a hacer lo mismo que ayer, bajar antes de merendar para aprovechar la luz del sol. Yo creo que se dio cuenta de su error y su invitación fue la manera de disculparse y nos fuimos a subir las escaleras del parque, un ejercicio que me viene muy bien para fortalecer los músculos de la pierna izquierda. Casi caigo en la tentación de recordarle lo ocurrido el día anterior pero hoy Jesús en nuestro espacio de intimidad me recordó todo lo bueno que mi personal trainer hace por mi, un mensaje que me hizo recapacitar, algo que he podido comprender al dejarme llevar por esa voz que escucho.