Esta tarde bajé a dar el paseo con mi amiga Marga que hacía tiempo que no veía y aunque en un principio temí que la rodilla me molestase seguí las instrucciones de Carolina, mi fisioterapeuta, para caminar y fue desapareciendo el dolor. Nos pusimos al día y disfruté de nuestra conversación. Estoy sorprendida de mi pronta recuperación, que parte es por mi genética, otra parte por mis ganas de recuperarme cuanto antes y todavía más por los dones recibidos.