Esta mañana me he levantado con el pie izquierdo muy espástico, algo que me ocurre en algunas ocasiones cuando me despierto sobresaltada de un sueño muy profundo. Como mis cuidadores se percataron de mi humor, sin pensarlo dos veces nos fuimos hasta la playa a darnos un baño para eliminar toda mi rabia, algo que acepté sin rechistar porque sabía que un buen baño en el mar eliminaría todos mis males. Y así fue, pues aunque el día está nublado el agua estaba espectacular. Pero lo mejor de la mañana fue la claridad y la certeza con la que hoy me habló Jesús cuando leí estas palabras: «caminad por una senda llana así el pie cojo no se retuerce sino que se cura.»