Acabo de regresar de celebrar la Eucaristía, una ceremonia que me ayuda un poco más a entender qué es lo que me ata en la vida, qué cosas me impiden vivir como realmente quiero A estas alturas de mi vida tengo bastante claro que no puedo ni debo hacer las cosas que me corresponden por obligación, por mero cumplimiento, por demostrar algo a alguien. No, ya no vivo así desde hace mucho tiempo, porque no lo necesito, pero sobre todo porque he comprobado que vivir como me propone Jesús es lo que me aporta más libertad, pues su mensaje no es una obligación, es una invitación a vivir con un estilo diferente, una propuesta que deja atrás todo lo que nos ata y nos impide avanzar.