Esta mañana hemos ido a caminar a la playa de San Jorge por eso de estrenar el verano, convencida que mi pie izquierdo iba a dominar el terreno y aunque no estuvo mal del todo admito que me costó bastante andar por la arena. Yo quiero demostrar a los míos que ya soy capaz de ir a las playas de mar abierto pero reconozco que su basto arenal requiere por mi parte un esfuerzo que no sé si merece la pena. Escucho una vocecita en mi interior que me dice que me deje guiar por mi personal trainer pues conoce mis limites mejor que yo, pero sé también que Jesús me anima a seguir intentándolo cada vez que se dé la ocasión, que no importa el número de veces que lo tenga que repetir, un mensaje que quiero enviar a todos aquellos que tienen una meta y que a veces necesitan un empujón, como el que me da Jesús siempre que se lo pido de corazón y nunca me defrauda