Tanto ayer como hoy no he bajado a caminar por la lluvia, hecho que hace algún tiempo no llevaba bien porque estar sin salir de casa todo el día me provocaba cierta inquietud, pero hoy ya no. He aprendido a gestionar mis emociones, a buscar la manera de motivarme y no ser una carga para mis cuidadores. Sé que este avance es fruto de la manera que me invita a vivir Jesús cada día, algo de lo que estoy muy agradecida porque yo no lo podría haber logrado sola.