Esta mañana de Domingo me he despertado con un poco de dolor en la zona lumbar y dudé un poco en ir o no a celebrar la Eucaristía, pero recordé que Alba, mi anterior fisioterapeuta, me dijo en una ocasión que era conveniente moverse sin hacer esfuerzos, eso sí, por lo que me puse en camino y la verdad es que no me supuso demasiado esfuerzo. Todavía me duele un poco pero estoy contenta de haber recibido al Señor porque eso me ayudará a transmitiros mejor a todos vosotros, mis queridos lectores, la presencia de Jesús entre nosotros.