Una de las secuelas que creo me ha dejado la enfermedad cerebro vascular es la dificultad para delegar en otros tareas que antes me ocupaba yo. No me gusta en absoluto esta desconfianza por mi parte porque mi impaciencia manda sobre mi conducta. Hay días en los que todo va rodado porque me dejo llevar, pero otros no, como hoy, que he pasado una mañana incómoda por mi falta de flexibilidad.