No siempre es sencillo tomar decisiones importantes pues errar es algo que no nos gusta pero principalmente porque esa elección puede ser algo que no nos conviene. Os confieso que desde que me dio el derrame, a pesar que mis secuelas cognitivas van menguando tengo cierta inseguridad a la hora de elegir, algo que solvento de la misma manera que lo hacía Jesús elevando su mirada al cielo y con total abandono le decía al Padre «hágase tu voluntad»