Esta mañana,a pesar de la lluvia, Alberto y yo nos acercamos a la Malata,donde pudimos caminar por los soportales y así no perder el ritmo de salir cada día a hacer nuestra caminata matutina.Iba caminando sin muleta y Alberto me iba dirigiendo el paso para animarme a hacerlo correctamente cuando un hombre nos saludó y nos dijo que hacía tiempo que no veía una estampa de tanto amor y sacrificio.