Creo que la mayoría de nosotros no valoramos el poder que tiene el silencio para consolar al que sufre.Nos cuesta ver al otro sufrir y como queremos que este momento pase lo antes posible buscamos una y otra respuesta para intentar convencer a la persona de que no pasa nada y sí pasa,toca sufrir porque es parte de la vida ,lo que hay que aprender es a manejar ese dolor .Os explico: mi hija Loreto quería ir a una fiesta de fin de año a la que iban todos sus amigos pero se quedó sin entrada y como es natural,ello le frustró.Yo lo comprendí perfectamente pero Alberto insistía una y otra vez en que yo hablara con ella, pero no,no había nada que decir,de momento,había que esperar y así lo hice.A la mañana siguiente hablé con mi hija pequeña y me encantó ver como solucionó el problema del cual era la única responsable.Estoy muy contenta porque no tuve que utilizar ni una palabra para consolarla, sólo había que esperar,pero sin desesperar. Me siento muy bien porque cuando ocurrió esto tuve la capacidad de reaccionar con la serenidad de una mente en vías de recuperación.