No me gusta tener que gritar para que me escuchen,no me gusta nada,pero sé que a veces tengo que hacerlo.No pido demasiado,lo sé,únicamente pido lo que no puedo hacer sola,pero tengo que aprender a esperar mi turno,lo que pasa es que hay momentos en los que tengo prisa y en esta enfermedad todo tiene un ritmo extremadamente lento.A partir de hoy sólo alzaré la voz a mi Dios,a quien no le molestan mis gritos,sólo le importa que dude de Él y que no grite con la fe de que Él pondrá en mí todos los medios necesarios para que llegue mi curación