Puedo hacer bastantes cosas sola pero como la mayoría me requiere más esfuerzo que a los demás y me canso,pido ayuda con más regularidad de la que quisiera y sé que a los que me la conceden les gusta escuchar un “gracias”,una palabra que provoca en el que la recibe un sentimiento muy positivo.No tengo ninguna duda de que tengo que dar las gracias,SIEMPRE pues mi hija Loreto me lo recuerda muy a menudo con su mirada silenciosa cada vez que me atiende en algo que le pido, y os aseguro que aunque lo hace a su manera (es adolescente )me recuerda la necesidad de ser agradecida mirándome muy seria sin decir una sola palabra ,y sólo eso basta para deducir lo que me está pidiendo: que le dé las gracias.¡Qué poco cuesta y que valor tan grande tiene para quien las recibe .No deberíamos perder esta buena costumbre,no pienses que te lo mereces ,piensa que lo recibes de forma gratuíta como todo lo que recibimos de Dios porque es generoso y nos quiere un montón,no porque nos lo merezcamos