Cuando en una familia ocurre algo tan duro como lo que pasó en la mía es cuando te das cuenta de verdad qué tipo de familia has construido, si todo lo que has enseñado a tus hijas y lo que has hablado y discutido con tu marido sirve de algo. En mi caso tengo que decir que estoy muy orgullosa de todos y no me cabe duda que sin ellos no estaría ni la mitad de bien de lo que estoy. Al principio fue muy duro porque no es nada fácil entender esta enfermedad pero con el tiempo todos fuimos aprendiendo. Al principio Alberto estaba desesperado pues además de mi enfermedad teníamos problemas económicos pues me habían recortado el sueldo en el momento que había más gastos ya que Alberto iba a Coruña todos los días, lo que suponía un gasto extra. Pero tengo que decir que mis cuatro hijas se unieron como una piña y ayudaron mucho a su padre que como adulto vivía la situación con mayor sufrimiento que ellas. Recuerdo que me llenaron la habitación de carteles pintados por ellas con frases positivas para que cada día las leyese e interiorizara y que me ayudasen a levantar el ánimo. Especialmente tengo que destacar a Cris que ejerció de hermana mayor de manera extraordinaria, estoy muy orgullosa de ella y estoy segura que esta experiencia le hará ser mejor persona. Blanca es la más tranquila y es una gran mediadora, tiene un don especial para empatizar y cuando meto la pata me lo hace ver claramente y ello me hace recapacitar y rectificar. Malena también me ha sorprendido mucho, cuando me da el bajón por una caída me ayuda a vivirla no como una derrota sino como una oportunidad para seguir luchando y la verdad es que me consuela y me hace venirme arriba de nuevo. También Loreto ha madurado en esta etapa de su vida pues el otro día en una discusión que tuve con Alberto me hizo reflexionar para que no le diese más importancia de la que tenía. Todo aquello que les enseñé, ahora de rebote me lo recuerdan para que yo también lo aplique a mi vida. Alberto sufrió un montón, el que más, pues le faltaba su mitad, o sea yo, y es que los dos hemos pasado momentos muy duros y juntos los hemos superado pero ahora yo no estaba, no podía contar conmigo pues al principio mi daño cerebral afectaba no sólo a la parte física sino también a la sicológica que es la más importante, la que te ordena y te exige, la que apoyaba a Alberto cuando era necesario. Pero poco a poco la fui recuperando y Alberto ya podía compartir conmigo los problemas que en toda familia surgen. Tengo que decir que Alberto fue mi gran apoyo, mi sicólogo, mi compañero y ahora que ya estoy mucho mejor sé que a él, igual que a mí, le motiva mi progreso y cada día vamos juntos a hacer ejercicios de rehabilitación, es mi personal trainer, que me transmite su fuerza cuando flaquea la mía.
Que lindo Cris!! Me ha emocionado. Admiro a todos y cada uno de esa piña que tienes como familia. Entiendo que estes orgullosa!!
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La verdad es que la educación ha funcionado.Recuerda,creo en Dios y creo en la educación
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